Por Mariano Aleksink
La problemática de la
trata de personas en el mundo, y en particular en Argentina, se ha agravado con
el correr del tiempo. La repercusión mediática que han tenido sucesos de este
tipo ha sido en aumento, permitiendo que nosotros, la población, podamos tomar
real conciencia de que el extravío forzoso de personas con fines sexuales o
laborales es un delito que debe quedar en el pasado. Durante este informe sólo mencionaremos la
trata de personas con fines sexuales, analizando desde el principio hasta el
fin, como es la cadena de sucesos que se dan hasta que una chica del interior o
del extranjero, termina en las calles de la capital y el conurbano bonaerense.
La situación en la
argentina es por demás compleja. Si bien los datos estadísticos sobre la
situación de la trata en torno al territorio no son del todo confiables, se
puede afirmar con seguridad que nuestra nación representa un país de origen,
destino y transito de mujeres y niñas que cumplen con este fin, es decir, que
la mayor parte de los casos de prostitución se dan dentro del territorio
argentino, generalmente originándose desde las zonas rurales hasta los centros
urbanos más importantes. Según informes realizados por el Ministerio público
fiscal, el 98 por ciento de los casos de trata de personas es en relación a las
mujeres, de las cuales, un 72 por ciento de ellas son mayores. Si bien el
número de chicas menores de edad es bajo en relación a las mayores porque para
los tratantes genera más impunidad el hecho de manipular mujeres de más de 18
años, resulta más dificultoso de
erradicar la trata de menores. Por ende, sólo habrá contacto con menores en el
caso de que el cliente sea de confianza y muestre un gran nivel adquisitivo, si
cumple con esos requisitos, se le ofrecerá una menor de edad. Cuando desde los
organismos de Derechos Humanos y las ONGs realizan informes acerca de cómo es
la realidad de las víctimas previa a su secuestro, se releva que en la mayor
parte de los casos son mujeres con hijos a cargo y con graves problemas
económicos, y que generalmente viven en la región norte de nuestro país.
Existen diferentes métodos
que se utilizan captar a una mujer para luego esclavizarla sexualmente. El
primero es mediante una promesa de trabajo y una mejoría en la economía de esa
persona, que luego termina en engaño; el segundo, es mediante publicidades
graficas o en internet; y la última, es
mediante algún familiar de la victima. La primera de las causas es la más
utilizada, basándose en la realidad de pobreza de esa persona.
Una vez concretado el
engaño, comienza un macabro juego psicológico, en el cual, mediante amenazas,
drogas y humillación, la victima pasa sus días cautiva y deja de pensar en su
libertad. Sólo se somete a la voluntad de sus tratantes. La amenaza constante hacia
los familiares o hijos resulta, quizás, la opción más eficaz para que la víctima
abandone todo intento de escape. Es aquí donde la importancia del Estado y las ONGs
es vital. Si bien muchas víctimas logran recuperar su libertad mediante la
acción de algún cliente esporádico que se solidariza con ellas, ésta es una
situación poco habitual ya que el miedo paraliza a ambas partes. Por un lado,
el miedo de la victima que teme contar su situación por miedo a represalias, y
por el otro lado, el miedo del cliente que no sabe cómo actuar, ya que teme
quedar expuesto frente a un delito de enormes magnitudes.
Aun así, existen
otras formas de ayudar a las víctimas de trata y resultan totalmente anónimas. Si
vos sabés o conocés a alguna persona que sufre estos trastornos, que en algunos
casos son irreversibles, no te dejes
estar y actuá. Podés comunicarte todos los días de 9 a 19
hs con la fundación “María de los Ángeles”, dirigida por Susana Trimarco al
(011) 4815-8550 o también con la oficina de rescate y
acompañamiento a personas damnificadas por el delito de trata de personas, a
cargo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, los 365 días del año, las
24 horas del día al: (011) 5300-4014 o al 5300-4042 o comunicarte vía correo
electrónica a través de oficinarescate@jus.gov.ar.
Tu
ayuda es vital para combatir el delito más antiguo del mundo, sumate y colaborá por un mundo sin trata.
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