miércoles, 4 de septiembre de 2013

Estados Unidos y Siria, entre el petróleo y la guerra civil

Por Juan Ignacio Lanari

 
 En Siria continúa aumentando la tensión, y la violencia social ya es moneda corriente. Pero hubo un hecho que preocupó a la comunidad internacional: la posible intervención de los Estados Unidos. ¿A qué se debe la preocupación del país norteamericano por la guerra civil Siria? ¿Qué es lo que busca en Medio Oriente? ¿Qué beneficio económico persigue?
   
   El presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama, le pidió al Congreso de ese país que le diga cómo continuar y qué hacer en Siria. El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, le envió una carta abierta al presidente norteamericano en la que le exige que “escuche el clamor de los pueblos” y se abstenga de intervenir la situación porque “Siria necesita una solución política, no militar”.
   
   La guerra civil Siria se inció a principios del 2011 cuando diversos grupos opuestos al gobierno del partido Baath Árabe Socialista (que gobierna desde la década del 60´) y particularmente contra su presidente Bashar Al-Asad se levantaron en armas. El levantamiento es producto de la influencia de las protestas en países árabes como Egipto, Túnez y Libia. El resultado de estos enfrentamientos entre los “rebeldes” que reclaman el fin del autoritarismo y la represión, alto desempleo, inflación y declive de la producción petrolera es, hasta el momento, miles de muertos y millones de exiliados.
   
   Un conflicto de tal magnitud merece, sin dudas, la preocupación de todo el mundo. Pero, ¿Por qué Estados Unidos busca la aprobación de Naciones Unidas para intervenir militarmente?

   Indudablemente esto nos recuerda al rol que jugó el país americano en otros enfrentamientos o conflictos y qué beneficios obtuvo: En el conflicto Árabe-Israeli, luego de apoyar  a Israel y fomentar el enfrentamiento, se posicionó como principal vendedor de armamento militar  al país judío. En 2001, se inició la guerra en Afganistán contra varias células terroristas. Nueve años lleva la intervención militar en el país asiático que logró instalar seis bases militares estadounidenses fijas pero que poco comunicó sobre la situación de los ocho grupos terroristas que fue a combatir. En 2003 comenzó la “guerra de Irak”, porque, según el país “defensor de la paz mundial”, en ese territorio se estaban desarrollando armas de destrucción masiva, además de que se acusaba a Irak de fomentar el terrorismo y participar del atentado a las Torres Gemelas. Curiosamente, los expedicionarios no encontraron armas nucleares pero sí se toparon con pozos de petróleo.

   La intervención de Estados Unidos en Siria tiene un objetivo que se aleja bastante de su rol como “embajadores de la paz mundial”. En territorio sirio hay pozos de petróleo que sostienen la economía del país.


   Parece ser que no importa la violencia o la cantidad de muertos que haya dentro de un país, basta con que esos muertos caigan en un pozo de petróleo para que “el tío Sam” se preocupe por la estabilidad política y la paz mundial. Podría ser un buen momento para replantear el premio Nobel de la paz que se le entregó a Obama en 2012.

La Barca Cubana, septiembre 2013

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