Nos encontramos en Ramos Mejía. La avenida Rivadavia luce tan
iluminada y concurrida que nos hace olvidar que es miércoles. Allí nos
encontramos con Agostina Di Renzo y Paula Cabrera. Jóvenes estudiantes que
reparten su rutina de libros y apuntes universitarios con un sueño de cambio
social que se renueva con cada evento que organizan. Las dos llevan remeras
negras con un estampado en común: Ayllu, en letras casi tan coloridas y
brillantes como la siguiente entrevista, se muestran entusiasmadas con el proyecto
que iniciaron hace ya varios años; el objetivo principal es "construir un
centro de educación popular en Añatuya". Se diferencian de la Iglesia
Católica y de Cáritas al afirmar que "Ayllu viene de algún modo, a ser la
contracara de eso". Hasta el momento financian el emprendimiento con las
cuotas de los socios y los eventos culturales, pero esperan con ansias ser
nombrados asociación civil para recibir donaciones de empresas más grandes ya
que, como nos cuentan las chicas: "el proyecto necesita de todo el apoyo posible".
-¿Cómo se gestó su primer contacto con Añatuya y su compromiso con
la gente de Santiago?
-Agostina: Llegamos
a Santiago del Estero por primera vez como parte del grupo de misioneros del
colegio Santo Domingo, acompañados de las hermanas Dominicas de la Anunciata. Ahí palpamos la realidad de los barrios
de Añatuya y sentimos la necesidad de comprometernos a otro nivel. No sólo
yendo a misionar una semana en vacaciones de invierno. En ese momento surgió la
idea de hacer algo más estable y presente para dar paso a lo que sería Ayllu. Con
esfuerzo de todos pudimos adquirir un lote y comenzar a trabajar en el objetivo
que nos planteamos: construir un centro de educación popular en Añatuya.
-¿Cuál es la
realidad que encontraron y que siguen encontrando cada vez que van a Santiago?
-Paula: La
realidad es que hay una tradición muy arraigada de 50 años de presencia de
misioneros y Cáritas en esa parte de la provincia y la primera reacción siempre
es relacionarnos con ellos. Preguntarnos por las cosas que trajimos para ellos,
pero Ayllu viene de algún modo a ser la contracara de eso. Compartimos con los
vecinos del barrio la construcción del centro para generar un sentimiento de
pertenencia y difundir la concepción de que la labor es en conjunto.
-Agostina:
Y la realidad es que hay carencias estructurales. Como la falta de agua, que
limita muchísimo la inversión en la zona. Así como la falta de educación. La mayoría
de los chicos apenas alcanza la educación secundaria debido a su necesidad de
trabajar para sobrevivir. Nuestro grupo trata de realizar un cambio radical en
la mentalidad de la gente del barrio. Promueve el interés a una mejor calidad
de vida a través de la educación y la cultura.
-¿Por qué la
decisión de convertirse en una Asociación civil y que procedimientos están
haciendo para lograrlo?
-Paula: Probablemente
decidimos enmarcar el proyecto en una Asociación civil por que la realidad es
que somos jóvenes de entre 18 y 28 años que estudiamos y trabajamos como
cualquiera. Y sólo con un marco legal adecuado podemos tener la capacidad de
recibir donaciones y financiamiento que necesitamos para construir el centro de
educación popular. En estos momentos estamos tramitando todos los aspectos burocráticos
como el estatuto, los cargos y la aprobación. El problema es encontrar profesionales
que realmente sepan del tema y puedan darnos una mano sin cobrar.
-¿Por qué
hacer un centro de educación popular que tenga como eje (en principio) la Cultura?
-Agostina:
El tema de la Cultura está ligado a lo ya antes mencionado: La tradición asistencialista.
Por eso nosotros nos capacitamos en cursos de educación popular por que creemos
que es la llave para salir de esa tradición y que los mismos vecinos sean
capaces de cambiar su realidad.
-¿De qué
forma se financia Ayllu?
-Paula: En
este momento se financia con una cuota mensual de aquellos que se asocian para
dar una mano pero más que nada con eventos en donde tocan bandas de diversos
estilos y cobramos una entrada. Por suerte esperamos que cuando Ayllu sea
finalmente una asociación civil pueda recibir donaciones de empresas o
entidades más grandes porque realmente
el proyecto necesita de todo el apoyo posible.
-¿En donde
tiene su origen el nombre “Ayllu” y por que el centro en santiago se llama
Julián Fragoso?
-Agostina: Ayllu
significa comunidad en la lengua quechua.
Y Julián
Fragoso fue nuestro amigo y compañero de misión en los primeros años que fuimos
junto a las hermanas. Cuando el proyecto comenzaba a gestarse, el falleció.
Darle su nombre a modo de homenaje se debió a las ganas y el entusiasmo que
tenia por el proyecto hasta el día que nos dejó físicamente porque de adentro
nuestro no se va a poder escapar jamás.
-¿Cuáles son los objetivos a largo plazo en
lo que concierne a Ayllu?
-Agostina: El ideal a largo plazo y con el centro terminado es lograr la
auto-gestión del mismo por parte de los vecinos del barrio
-Paula: Y tenemos en mente generar una modalidad de micro créditos para
ayudar a los vecinos en su situación económica tomando como ejemplo muchos bancos
que otorgan ese tipo de ayuda.
La Barca Cubana, agosto 2013
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