martes, 15 de octubre de 2013

Trátame suavemente

Por Mariano Aleksink


La problemática de la trata de personas en el mundo, y en particular en Argentina, se ha agravado con el correr del tiempo. La repercusión mediática que han tenido sucesos de este tipo ha sido en aumento, permitiendo que nosotros, la población, podamos tomar real conciencia de que el extravío forzoso de personas con fines sexuales o laborales es un delito que debe quedar en el pasado.  Durante este informe sólo mencionaremos la trata de personas con fines sexuales, analizando desde el principio hasta el fin, como es la cadena de sucesos que se dan hasta que una chica del interior o del extranjero, termina en las calles de la capital y el conurbano bonaerense.
La situación en la argentina es por demás compleja. Si bien los datos estadísticos sobre la situación de la trata en torno al territorio no son del todo confiables, se puede afirmar con seguridad que nuestra nación representa un país de origen, destino y transito de mujeres y niñas que cumplen con este fin, es decir, que la mayor parte de los casos de prostitución se dan dentro del territorio argentino, generalmente originándose desde las zonas rurales hasta los centros urbanos más importantes. Según informes realizados por el Ministerio público fiscal, el 98 por ciento de los casos de trata de personas es en relación a las mujeres, de las cuales, un 72 por ciento de ellas son mayores. Si bien el número de chicas menores de edad es bajo en relación a las mayores porque para los tratantes genera más impunidad el hecho de manipular mujeres de más de 18 años, resulta  más dificultoso de erradicar la trata de menores. Por ende, sólo habrá contacto con menores en el caso de que el cliente sea de confianza y muestre un gran nivel adquisitivo, si cumple con esos requisitos, se le ofrecerá una menor de edad. Cuando desde los organismos de Derechos Humanos y las ONGs realizan informes acerca de cómo es la realidad de las víctimas previa a su secuestro, se releva que en la mayor parte de los casos son mujeres con hijos a cargo y con graves problemas económicos, y que generalmente viven en la región norte de nuestro país.
Existen diferentes métodos que se utilizan captar a una mujer para luego esclavizarla sexualmente. El primero es mediante una promesa de trabajo y una mejoría en la economía de esa persona, que luego termina en engaño; el segundo, es mediante publicidades graficas o en  internet; y la última, es mediante algún familiar de la victima. La primera de las causas es la más utilizada, basándose en la realidad de pobreza de esa persona.
Una vez concretado el engaño, comienza un macabro juego psicológico, en el cual, mediante amenazas, drogas y humillación, la victima pasa sus días cautiva y deja de pensar en su libertad. Sólo se somete a la voluntad de sus tratantes. La amenaza constante hacia los familiares o hijos resulta, quizás, la opción más eficaz para que la víctima abandone todo intento de escape. Es aquí donde la importancia del Estado y las ONGs es vital. Si bien muchas víctimas logran recuperar su libertad mediante la acción de algún cliente esporádico que se solidariza con ellas, ésta es una situación poco habitual ya que el miedo paraliza a ambas partes. Por un lado, el miedo de la victima que teme contar su situación por miedo a represalias, y por el otro lado, el miedo del cliente que no sabe cómo actuar, ya que teme quedar expuesto frente a un delito de enormes magnitudes.
Aun así, existen otras formas de ayudar a las víctimas de trata y resultan totalmente anónimas. Si vos sabés o conocés a alguna persona que sufre estos trastornos, que en algunos casos son  irreversibles, no te dejes estar y actuá. Podés comunicarte todos los días de  9 a  19 hs con la fundación “María de los Ángeles”, dirigida por Susana Trimarco al (011) 4815-8550 o  también con la oficina de rescate y acompañamiento a personas damnificadas por el delito de trata de personas, a cargo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, los 365 días del año, las 24 horas del día al: (011) 5300-4014 o al 5300-4042 o comunicarte vía correo electrónica a través de oficinarescate@jus.gov.ar.

Tu ayuda es vital para combatir el delito más antiguo del mundo, sumate y colaborá por un mundo sin trata.

La Barca Cubana, octubre 2013

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