Artículo
1º- Derecho a la identidad de género. Toda persona tiene derecho:
a)
Al reconocimiento de su identidad de género;
b)
Al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género;
c)
A ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser
identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad
respecto de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que allí es
registrada.
La ley de Derecho a la identidad de Género
se le fue concedida al pueblo argentino el 9 de mayo del 2012, año bisagra para
hacer un cisma en el tiempo perdido y el tiempo ganado, para dar inicio a la
lucha de las minorías en torno a sus derechos.
Podría detallarse íntegramente la ley,
podrían instaurarse dos párrafos para definir la legislación. Pero quiero que
sepan qué se hace con ella hoy en día.
A partir de ahora queda en cada lector
hacerse cargo de continuar el artículo o saltear la página y leer
automáticamente la nota de ecología y cerrar la revista. Aquí no hay grises, la
postura debe definirse por cada uno: hacerse responsable y tomar conciencia de
las dificultades sociales que las mayorías imponen ante minorías,
discriminadas, erradicadas por las familias; grupos que sufren cierto despojo y
luego son criticados por su situación; o cerrar los ojos y los oídos y vivir de
prejuicios
A grandes rasgos Mocha Celis era el nombre de
una travesti que era asidua en la localidad de Flores, gravemente hostigada por
la policía. Tucumana, despojada parcialmente por su familia, cuando su único
contacto con los vínculos parentescos era el de su hermana, que vivía en el
Gran Buenos Aires. Trifulcas con la policía traen la frase “¡Ya vas a ver, puto
de mierda, vos vas a terminar con tres tiros!”. Días más tarde de que esto
sucediera Mocha es asesinada, y luego del peritaje, que se realizó de forma no
legítima (pues es necesario que un familiar acuda al procedimiento de autopsia)
siendo sus amigas y compañeras quienes lucharon porque esto sucediera, se da el
resultado de que fue asesinada por tres balas de plomo.
Mocha Celis resultó el nombre del
bachillerato Trans por ser que Mocha era analfabeta “Pero hacelo de manera que
ella no se sienta mal, que no se sienta menos”. Aún así la necesidad del
orgullo por la identidad, por el género, no da constancia de que exista el
tener que hacer rancho aparte y fomentar la diversidad pero estando alejados de
las mayorías. Si en la universidad de La Plata los baños son para toda persona,
indiscriminadamente su sexo y su género ¿Por qué debería existir un
Bachillerato que está a favor de la diversidad y la aceptación, irónicamente
haciendo referencias a la discriminación y la sectorización? ¿Por qué no podría
festejarse la implementación de minorías, a gran escala, en secundarios para
adultos? ¿Por qué no dar información o educación en pos de la inclusión en las
escuelas primarias?
Mocha
Celis se creó como un espacio para que allí acudan personas con situaciones
típicas en Transgéneros, siendo sus principales intereses los de aumentar la
calidad de vida del colectivo travesti, transexual y transgénero de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires y alrededores;
revertir la situación que conduce a las personas travestis, transexuales
y transgéneros a la prostitución, otorgándoles un sustento económico que
mantenga su situación de estudiantes para un futuro profesional; aumentar la
frecuencia de los controles sobre la salud; generar conciencia sobre el cuidado
de la salud; promover la participación democrática y el ejercicio de la
ciudadanía plena. Existiendo esas metas para prevenir situaciones de abandono
familiar, el exilio de hijos/as que acuden a las grandes ciudades manifestando
a la prostitución como únicos medios sostenibles para su situación.
La verdad es ésta: no existen puestos
laborales sin pensar en el “que dirán”, no hay una conciencia más allá de los
prejuicios, y no hay ley de identidad si primero no hay la concepción de una
persona como pleno ciudadano, como pleno actor político, económico y social.
Mocha Celis aparece entonces en el plano
porteño como una evolución en el plano de la integración social, profesional y
ciudadana. Pero falta mucho para que el inconsciente colectivo tenga un cambio.
La Barca Cubana, julio 2013.
La Barca Cubana, julio 2013.
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