domingo, 28 de julio de 2013

Darío y Maxi, a once años (Publicado en edición julio 2013)

 "Ni muertos los detendrán"

      
El 2002 arrancó con una tensión social que aumentaba con el correr de los meses como consecuencia de un sistema que había fracasado definitivamente a fines del 2001, luego de varias décadas de gobiernos liberales. Las riendas del país las tomó Eduardo Duhalde- después de la renuncia de De la Rúa y los tres presidentes que pasaron por la Casa Rosada en una semana-.
   El 26 de junio de 2002 se organizó una movilización, en la que participó la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, que tenía como objetivo cortar los principales accesos a la Capital Federal para presionar al gobierno a que ceda ante los reclamos: aumento general del salario, suba a $300 del subsidio para desocupados (en ese momento era de $150) y abastecimiento de alimentos en comedores populares.  En avellaneda se hicieron presentes la policía federal, gendarmería nacional, prefectura naval argentina y la policía bonaerense,  que tenían una orden clara: impedir que la manifestación se realice con éxito. ¿A qué costo?, los hechos hablan por sí solos.
   La represión no se hizo esperar, la policía comenzó lanzando gases lacrimógenos y disparando balas de goma para desconcentrar las columnas, pero los trabajadores estaban de pie y resistían. Empezaron las corridas, el desorden, el caos. La policía pareció desbordarse por la reacción de los activistas, no esperaban la resistencia, impusieron su fuerza por las armas. El comisario de la policía bonaerense Alfredo Fanchiotti  y los oficiales que lo acompañaban empezaron a disparar con balas de plomo directamente a los piqueteros.  Una de esas balas- que fueron disparadas a más de 50 metros-, impactó en el tórax de Maximiliano Kosteki, militante del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lanús. El hecho se produjo en plena avenida Pavón, frente al supermercado Carrefour. Un compañero cargó a Kosteki y lo ayudó a llegar a la estación de trenes. Darío Santillán, del MTD de Guernica,  reconoció a Maximiliano que estaba tirado en el hall de la estación (a más de 500 metros de donde se estaba reprimiendo) y fue a auxiliarlo. Pocos segundos pudo estar al lado de su compañero porque el oficial Fanchiotti junto con el cabo Alejandro Acosta se acercaron de manera amenazante. Santillán empezó a correr, salió del hall de la estación y fue seguido por Fanchiotti que le disparó con total frialdad y por la espalda la bala, que minutos más tarde terminó con la vida del piquetero.
   Tres años más tarde del asesinato de los dos jóvenes, en mayo del 2005, comenzó en Lomas de Zamora el juicio a los responsables del crimen. Las condenas  afectaron a los policías partícipes del asesinato (entre ellos Alfredo Fanchiotti, Alejandro Acosta, Félix Vega, Carlos Quevedo, Mario De la Fuente, Gastón Sierra, Lorenzo Colman y Celestino Robledo). Sin embargo, los responsables políticos que permitieron que la tragedia ocurriera continúan impunes y gozan de total libertad, tal es el caso del ex presidente Eduardo Duhalde, el ex secretario de la Presidencia Aníbal Fernández, el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires Felipe Solá, el ex ministro de Justicia Juan José Álvarez y el ex jefe de Gabinete Alfredo Atanasoff.
   Actualmente, a once años de la masacre, se sigue reclamando a la Justicia que sean condenados estos responsables intelectuales, ya que sin su aval, nunca hubiese ocurrido el brutal asesinato de Darío y Maxi.
   El escritor uruguayo Eduardo Galeano definió al Che Guevara como “un nacedor”, y en su texto dice: “Cuánto más lo insultan, lo manipulan, lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos”. Darío Santillán y Maximiliano Kosteki  son, sin dudas, dos nacedores porque a once años de su muerte siguen vivos en cada protesta social, cada manifestación, cada conquista, y cada lucha de los trabajadores. Las balas que terminaron con sus vidas ese lamentable día los hicieron pasar a la inmortalidad y todos los 26 de junio se hacen presentes en Avellaneda para que sigamos reclamando a la Justicia condenas para  los ideólogos de su crimen y para que nos quede bien presente la idea de que  la protesta social no debe ser criminalizada NUNCA.

La Barca Cubana, julio 2013

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