miércoles, 10 de julio de 2013

Docentes en lucha (publicado en revista junio 2013)


Por Juan Ignacio Lanari
  Todos los medios de comunicación se hicieron eco en los últimos meses del conflicto docente. La provincia que protagonizó indiscutidamente éstos reclamos fue Buenos Aires, a causa de ser la única que no consiguió una negociación exitosa y llegó a “destrabar” el conflicto por medio de un decreto unilateralmente firmado por el ejecutivo provincial que instaba a la conciliación obligatoria.
   No es noticia y no llama la atención que todos los comienzos de año el gremio docente se enfrente al Estado buscando un aumento salarial, ¿Por qué ésta medida parece ser interminable y se repite año tras año? Ésta pregunta parece ser muy simple y, a la vez, muy compleja para responder. Para entender el conflicto hay que volver varios años atrás en la historia de nuestro país y, quizá con esto entendamos un poco más por qué el gremio docente no consigue una reivindicación laboral definitiva y cobra, en promedio, menos de la mitad que un empleado del sector financiero.
   La educación a nivel nacional sufrió un cambio significativo en 1956, poco después que la “Revolución Libertadora” derrocara el segundo gobierno constitucional de Juan Domingo Perón. En ese momento se empezó a gestar un proyecto que consistió en transferir instituciones educativas y docentes de la Nación a las provincias para “federalizar la Educación”. En realidad, el objetivo de esto no fue descentralizar la toma de decisiones sino reducir el gasto público del Estado Nacional.
   Éste proyecto se produjo mediante seis etapas que fueron paulatinamente cumpliendo el objetivo hasta terminarlo en la década de los noventa, bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem. Éstas se llevaron a cabo en los años 1956(ley n° 7977/56; 1961 y 1962 (leyes n° 15.021, 15.796 y 16.432); 1968 (ley n° 17.878); 1978 (leyes n° 22.367 y 22.368); y 1992 (ley n° 24.049). En total, una vez terminadas estas seis etapas, 10.980 centros educativos y 120.000 docentes dejaron de depender del Estado Nacional para ser responsabilidad de provincias y municipios.
   Esto tuvo repercusiones sociales y económicas a nivel provincial y regional. A nivel social, repercutió en lo que se conoce como segmentación educativa ya que al no tener un eje regulador ni un Estado auxiliador, las regiones reflejaron en la calidad educativa, la desigualdad económica existente en los distintos puntos del país. Por su parte, las provincias tuvieron que aumentar su presupuesto para educación a merced de la desinversión del Estado Nacional (mientras, en promedio, las provincias aumentaron un 38 por ciento la inversión, Nación lo hizo a un  8 por ciento).
   El Estado neoliberal empezó a mostrarse debilitado en la última parte de la década de los noventa y estalló a fines del 2001, provocando una crisis que casi alcanza la hiperinflación y generando una fuerte tensión social que llevó a la renuncia del entonces Presidente, Fernando de la Rúa.
   Luego de la crisis, las políticas de Estado adoptadas por Néstor Kirchner, mostraron un cambio de paradigma y la educación no estuvo ajena a esto. En el año 2005 se sancionó la ley de financiamiento educativo (n° 26.075). En ésta, el Estado se comprometía a conseguir en 2010 destinar el seis por ciento del Producto Bruto Interno al financiamiento de  Educación, Ciencia y Tecnología. Además, en 2006 se firmó la ley de Educación nacional (n° 26.206), que le dio forma a una nueva estructura académica del sistema educativo y reafirmó el compromiso de destinar no menos del seis por ciento de PBI exclusivamente a la Educación.
   En conclusión, observando los dos sistemas, la intervención nacional en materia educativa demuestra un mejoramiento en relación a las desigualdades entre las provincias y en el salario docente que alcanzó un aumento, entre 2003 y 2012, del 570 por ciento (con una inflación acumulada del 365 por ciento) y llegó en 2012 a ser el salario docente más alto desde 1996.
   Ahora bien, teniendo en cuenta el notable avance del sueldo docente en los últimos años que lo ubica por encima del crecimiento del salario real de toda la Economía argentina, ¿Qué puesto ubican los docentes en relación a su remuneración?
   Según un documento publicado por la Administración Federal de Ingresos Públicos, el salario docente ubica el segundo peor puesto en el sector servicios y el tercero en general. Tal vez sea esto lo que provoca las movilizaciones y los paros docentes regularmente todos los años.
   Ahora vamos a analizar el caso de la provincia de Buenos Aires que, como dijimos anteriormente, protagonizó un escándalo con los sindicatos docentes. El gobernador Daniel Scioli, tras varias negociaciones que fracasaron, dictó la conciliación obligatoria fijando un aumento del 22,6 por ciento a cobrar en tres cuotas (12 % en marzo, 6,6% en septiembre y 4% en diciembre).
¿Cuál es la causa de que, por ejemplo, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires haya arreglado un aumento del 26 por ciento? Desde la gobernación provincial se desligaron de la responsabilidad asumida en la ley de Educación provincial.
   El gobernador denunció que el Estado Nacional no permitió endeudarse a la provincia ni transfirió fondos para solucionar el conflicto. Es cierto que tras haber registrado un incremento del 33,8 por ciento en recaudación por IVA e Impuesto a las Ganancias, el Estado Nacional transfirió a Buenos Aires un 10 por ciento menos de fondos que a las demás provincias y, además, prohibió el endeudamiento. Hay algo que es indiscutible y evidente: la tensión entre los dos gobiernos después de que Daniel Scioli exprese públicamente su candidatura presidencial para el 2015. Quizá por esto el gobernador esté pagando un precio político, sin dejar de lado su ineficiencia para administrar su distrito.
   Verdaderamente, las víctimas de este conflicto no son ni el Gobierno provincial ni el nacional por tener que destinar más fondos a la provincia. Éste enfrentamiento termina afectando indudablemente a los docentes y, en consecuencia, a los miles de chicos de escuelas públicas que se  quedan sin clases por las medidas de fuerza adoptadas por los gremios.
   ¿Ésta es la importancia que nuestros representantes le dan a la Educación? Si la educación “Es el futuro”-como dicen-, ¿No deberían obrar con más responsabilidad y con más conciencia de quienes son las verdaderas víctimas de sus pujas de poder?








La Barca Cubana, junio 2013.

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